Dejando atras a Tocaima, atraviesas el puente de los suspiros sobre el rio Bogota, para tomar la via que onduce a Agua de Dios, ciudad de la esperanza: clima ardiente, gentes alegres y acojedoras, un pueblo sencillo, marcado a un por el recuerdo de dolores de las separaciones de alambrados y militares que custodiavan sus entradas y salidas, con medidas que pretendian de tener el contagio de la lepra. Historias tristes mezcladas de evocadores recuerdos, de hombres grandes, de artistas insignes, entre notas y poemas, pinturas e instrumentos que cantaron al dolor y atrageron la esperanza.

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